lunes, 25 de julio de 2011

Perlas de malvasía

Hola a tod@s.
En esta entrada os muestro unas imágenes de malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) realizadas estos días atrás, cuando tuve la fortuna de presenciar y fotografiar a escasa distancia a esta especie mientras se acicalaba y cuidaba el plumaje. Son momentos en los que éstas y otras muchas aves necesitan estar totalmente relajadas y confiadas para poder realizar estos cuidados con seguridad, ya que son situaciones en las que están más expuestas a posibles peligros y depredadores de su entorno, de ahí que insista en lo afortunado que fui al lograr fotografiar a esta especie en esa actitud tan relajada, algo que es complicado como norma general por nuestra geografía.
Las siguientes imágenes muestran alguno de estos momentos, cuando sacuden y golpean su plumaje contra la lámina de agua, más adelante, en otra entrada más específica, intentaré mostrar alguna imagen más en la que se pueden apreciar con detalle esos momentos del acicalado del plumaje en estas aves.
Espero que sean de vuestro agrado.
Un saludo



D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/2000 f/7,1. -0,3 ev. ISO 320. Hide acuático


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/1600 a f/7,1. -0,3 ev. ISO 320. Hide acuático


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/1600 f/7,1. -0,3 ev. ISO 320. 90% del original. Hide acuático


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/1000 f/7,1. -0,3 ev. ISO 320. 80% del original. Hide acuático

jueves, 7 de julio de 2011

Recuerdos y peregrinos

Hola a tod@s.
Era yo un chaval cuando por esta época del año y recién terminado el colegio, cogia mi bicicleta y me escapaba bien temprano y con "la fresca" a patear los cortados fluviales de la zona.
Aún recuerdo perfectamente lo que portaba en la mochila en aquellas escapadas veraniegas, mis primeras excursiones naturalistas. No faltaba una de aquellas cantimploras con marmita en su base y forrada de fieltro verde, mis viejos prismáticos rusos de 8 aumentos, una vieja guía de aves, una libreta de campo y por supuesto no faltaba una pequeña cámara fotográfica, la werlisa 2000 color, la típica cámara que regalaban en los años 70 para la primera comunión a muchos niños y que aún guardo y miro con cariño cuando la veo en una de las estanterías que tengo en la habitación desde donde ahora mismo escribo estas líneas, me la regalaron mis padres unos años después de celebrarse aquella "primera comunión" y recuerdo perfectamente también como descansaba flamante en el escaparate de un bazar cercano a la casa de mis abuelos y como perdía siempre algo de tiempo contemplándola tras el cristal, me hizo una ilusión enorme cuando la tuve por fin en mis manos.
Y como no, aún recuerdo perfectamente también la primera vez que observé, durante una de aquellas primeras excursiones naturalistas de mi niñez, volando a los halcones en aquellos cortados fluviales, muy próximos, frente a donde me encontraba y a escasos metros, volando, picando y haciendo piruetas, mientras consultaba nervioso y excitado aquellos dibujos de mi vieja guia de aves y comprobaba eufórico que aquello que estaba volando frente a mi eran nada menos que halcones peregrinos. Ésto ocurrió además en uno de mis rincones favoritos, en una pequeña cueva que se asomaba en medio de un cortado como si de una pequeña terraza se tratara, a la que se accedía trepando y gateando después de un buen trecho. Valía la pena porque las vistas eran fabulosas y se respiraba una paz y tranquilidad como a día de hoy no recuerdo haber experimentado de esa forma en ningún sitio aún.
Creo que es ésta una de las especies por las que más respeto he sentido, por decirlo de alguna manera, y no ha sido hasta este año cuando me he decidido a fotografiarla.
He pasado muchas horas de campo y de prismáticos durante meses disfrutando de la observación de este ave, muchas más que de jornadas fotográficas en si, que han sido contadas y muy escasas, pensando sobre todo en no causar molestias, y ha sido enorme la satisfacción al ver a los pollos volar alto y picar con fuerza, velocidad y potencia desde lo alto, lejos de depredadores como el buho real con el que compite nicho ecológico y lejos por supuesto de las manos de los expoliadores de nidos. Han sido pocos click de la cámara y pocas imágenes también, la mayoría se han quedado en mi cabeza, imaginando esa pose, ese fondo, esa luz, ese vuelo..., pero en definitiva han sido unas jornadas de "pajareo" en las que he disfrutado enormemente y que me han hecho recordar aquellas primeras escapadas en la naturaleza de mi niñez, espero y deseo que queden bien grabadas en mis neuronas por mucho tiempo.
Éstas son, junto con las de entradas anteriores a este blog, algunas de esas fotografías.
Un saludo a tod@s y muchas gracias por vuestras visitas una vez más.


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/250 a f/6,7. ISO 320. 85% del original. Hide


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/1000 f/7,1. -0,3 ev. ISO 250. Reencuadrada en vertical. Hide.


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/1000 f/7,1. -0,3 ev. ISO 250. Fotograma completo. Hide


D-300, nikkor 500mm VR, nikkor TC-17, 1/20s f/6,7. -0.3 ev. cable disparador. ISO 800. Fotograma completo. Hide.


Pulsa en las imágenes para verlas a un tamaño mayor (1200 px)