Hola a tod@s.
Ya hace unos cuantos años que disfruté por primera vez de una observación de Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), un precioso macho que destacaba por su peculiar pico azul entre el resto de anátidas entre las que se encontraba. Me hizo una ilusión enorme porque por aquel entonces, y aún a día de hoy, era una de las especies de nuestra fauna que se encontraban en peor situación y las citas sobre ella eran escasísimas y más aún en la zona donde vivo, donde a día de hoy se sigue viendo con cunentagotas algún ejemplar, procedente probablemente de alguna laguna manchega.
La situación actual de la especie sigue siendo preocupante y sigue estando en peligro de extinción. Sus cifras de población actuales no tienen nada que ver con aquella alarmante cifra de los años setenta cuando estuvo a punto de extinguirse quedándo tan sólo 22 ejemplares en la península ibérica, y no sólo aquí, también estuvo a punto de extinguirse en el resto de su distribución occidental, quedando por aquel entonces unos escasos 200 ejemplares en el norte de África. La cifra más elevada de la especie en España corresponde al año 2002, con 2.619 individuos censados en toda la península, una cifra que habla por sí sola sobre la delicada y preocupante situación de esta especie.
Una mañana de este pasado Otoño, cuando ya estaba casi recogiendo y a punto ya de marcharme dando ya por terminada aquella jornada fotográfica, una hembra de malvasía llegó volando hasta donde me encontraba; no terminaba de creérmelo cuando la observaba a través del visor de la cámara, pero su inconfundible pico no daba lugar a errores. Allí estaba ella, una preciosa hembra de malvasía, delante de mi objetivo, estirándose y acicalándose con total tranquilidad, y yo disfrutando de su presencia a escasos metros. Ese día supuso sin duda una de las mejores experiencias en el campo vividas durante los últimos meses.
Aquí están algunas de las imágenes de ese día, no fueron muchas, tan sólo unas cuantas fotografías y marché de la forma más discreta posible dejándola estar, tranquila y a su aire, que no es especie para andar jugando de forma imprudente con ella. Hubiera firmado un macho también, puestos a pedir, son especialmente vistosos, algún año de éstos quizá.
Ya hace unos cuantos años que disfruté por primera vez de una observación de Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), un precioso macho que destacaba por su peculiar pico azul entre el resto de anátidas entre las que se encontraba. Me hizo una ilusión enorme porque por aquel entonces, y aún a día de hoy, era una de las especies de nuestra fauna que se encontraban en peor situación y las citas sobre ella eran escasísimas y más aún en la zona donde vivo, donde a día de hoy se sigue viendo con cunentagotas algún ejemplar, procedente probablemente de alguna laguna manchega.
La situación actual de la especie sigue siendo preocupante y sigue estando en peligro de extinción. Sus cifras de población actuales no tienen nada que ver con aquella alarmante cifra de los años setenta cuando estuvo a punto de extinguirse quedándo tan sólo 22 ejemplares en la península ibérica, y no sólo aquí, también estuvo a punto de extinguirse en el resto de su distribución occidental, quedando por aquel entonces unos escasos 200 ejemplares en el norte de África. La cifra más elevada de la especie en España corresponde al año 2002, con 2.619 individuos censados en toda la península, una cifra que habla por sí sola sobre la delicada y preocupante situación de esta especie.
Una mañana de este pasado Otoño, cuando ya estaba casi recogiendo y a punto ya de marcharme dando ya por terminada aquella jornada fotográfica, una hembra de malvasía llegó volando hasta donde me encontraba; no terminaba de creérmelo cuando la observaba a través del visor de la cámara, pero su inconfundible pico no daba lugar a errores. Allí estaba ella, una preciosa hembra de malvasía, delante de mi objetivo, estirándose y acicalándose con total tranquilidad, y yo disfrutando de su presencia a escasos metros. Ese día supuso sin duda una de las mejores experiencias en el campo vividas durante los últimos meses.
Aquí están algunas de las imágenes de ese día, no fueron muchas, tan sólo unas cuantas fotografías y marché de la forma más discreta posible dejándola estar, tranquila y a su aire, que no es especie para andar jugando de forma imprudente con ella. Hubiera firmado un macho también, puestos a pedir, son especialmente vistosos, algún año de éstos quizá.
Nikon D-300, Sigma 500mm f/4,5. 1/640 a f/6,3, -1 ev.ISO 320. Luz natural. Hide acuático. 70% del original.
Ésta imagen que muestro sobre estas líneas tiene un recorte importante, corresponde al 70 % del original aproximadamente, pero es una muestra de lo relajada y tranquila que se encontraba, además por lo peculiar de la pose creo que vale la pena meter la tijera y mostrar la conducta de forma más próxima.En ésta otra imagen estuvo muy cerca de donde me encontraba, seguía relajada pero creo que en cierta medida le debía de inquietar ese extraño gran ojo de cristal que la observaba.
Nikon D-300, Sigma 500mm f/4,5. 1/640 a f/6,3, -1 ev.ISO 320. Luz natural. Hide acuático. Fotograma completo.
Nikon D-300, Sigma 500mm f/4,5. 1/640 a f/6,3, -1 ev.ISO 320. Luz natural. Hide acuático. 90% del original
Nikon D-300, Sigma 500mm f/4,5. 1/640 a f/6,3, -1 ev. ISO 320. Luz natural. Hide acuático. 90 % del original
Pulsa en cada una de las imágenes si deseas verlas a un tamaño mayor (1200 px)
Un saludo y espero que sean de vuestro agrado.
Hola Juanma, felicidades por estas preciosas imágenes y gracias por compartirlas, yo no he tenido la suerte de ver esta especie. Ojalá la población se siga recuperando y algún dia llegue a hacerles fotografias tan buenas como éstas.
ResponderEliminarUn saludo desde Girona
Pues si que te tuviste que quedar de piedra al verla que se posaba cerca de ti, impresionante, el bicho es de lo más bonito en los patos, y cuando se queda relajada junto a ti, las poses son de lo más bonitas.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu experiencia y gracias por compartirla.
Un saludo.
Hola Juanma,
ResponderEliminarEl momento único, sin duda. Me gusta especialmente la segunda, dirigiendote ese mirada desconfiada y rodeada totalmente de "azul". Me llama la atención la linea de flotación que tienen, casi totalmente sumergida similar a los cormoranes.
A seguir, que sin duda aparecerá el macho en algún momento.
Un saludo
Xabier "Casca"
Envidio tu suerte; y ya para ser sincero del todo, también estos magníficos fotones. Hasta pronto.
ResponderEliminarAcabo de ver las malvasías de Jesús y ahora me encuentro con la tuya con ese ángulo tan bajo y que tanto me mola. Al final me voy a tener que meter yo también en uno de esos hides flotantes o la envidia me matará!!! je, je :-)
ResponderEliminar